Incaparina panameña
y
Frijolitos Chiricanos.
A mediados de los años 1980, cuando trabajaba en la Presidencia de la República como asesor económico tuve el privilegio de cooperar en un bellísimo proyecto de nutrición y salud pública a favor de la niñez y madres lactantes, con la Dra Susana Icaza, extraordinaria panameña educada en alimentación y nutrición social en Harvard y Columbia, una de las figuras internacionales de mayor relieve en la educación de líderes nutricionistas en el Continente. La doctora Icaza, funcionaria de Naciones Unidas, logró que científicos de la Organización Mundial de la Salud, a través del Instituto de Nutrición Centro Americano y de Panamá, INCAP, con sede en Guatemala, perfeccionaran una harina enriquecida con suplementos vitamínicos, a base de arrocillo y frijolito chiricano, soluble en agua fría para preparar un atole panameño de elevadísima calidad nutricional, denominado por la Dra Icaza, Incaparina Panameña, para ser consumido gratuitamente por todos los niños en edad pre-escolar, escolar y madres lactantes de Panamá. Y mejorar así la salud de la población en edad escolar y su capacidad mental para aprender. La fórmula se perfeccionó incluyendo los procesos de producción industrial y las fuentes de la materia prima nacional. Por razones que ignoro esa solución nutricional y educativa no se ha aplicado al nivel masivo para la cual fue diseñada. Pero la amistad con la Doctora Icaza y la experiencia privilegiada de trabajar con ella en temas de alimentación y nutrición social me familiarizó con un importante y fundamental concepto estratégico para el desarrollo físico y espiritual de la niñez y de la población panameña, consistente en la sencilla idea que la buena nutrición determina una buena salud pública y que, en consecuencia, influye positivamente a favor de la efectividad de un buen sistema educativo. Concepto que es el mismo que inspira al Doctor Caldwell Esselstyn en la formulación de su célebre libro que cambió y salvó mi vida sobre la curación y la reversión de la enfermedad cardiaca a base de alimentos vegetales. Tengo entendido que esta idea de comer plantas para curar enfermedades, es tan antigua como la humanidad y que al igual que la Incaparina Panameña, no se aplica a nivel masivo en ninguna parte del mundo para resolver importantes problemas crónicos de salud pública. La idea del Dr Esselstyn es sencilla. Una alimentación a base de frutas, leguminosas, granos integrales y vegetales es un acto de alimentación de carácter preventivo y curativo de casi todas las enfermedades crónicas que afectan la salud pública de todos los países avanzados y en desarrollo por motivo de una alimentación tóxica y equivocada. De manera que mientras la comunidad médica de los países avanzados no se lea el libro del Dr Esselstyn, seguirá pensando de manera equivocada, o sea que las enfermedades crónicas se tendrán que seguir curando con drogas y cirugías. Estas dos ideas diversas separan entre sí dos mundos distintos de pensamiento médico. A saber, el mundo de quienes tenemos razón al creer que una ingesta alimentaria de elevada calidad nutricional prevé y cura las enfermedades crónicas más importantes, como la cardiaca, la diabetes II, algunos cáncer, la obesidad, etc, y los que se equivocan porque creen que las enfermedades hay que tratarlas con intervenciones invasivas mediante drogas y cirugías, aunque estas drásticas y costosas intervenciones que actúan sobre las manifestaciones sintomáticas no resuelvan nunca la causa primordial del mal, como lo hacen efectivamente las plantas.
Saludos
Flavio.
Doctora Susana Icaza
Panamá, 1 de junio 2010.
El Gobierno Nacional otorgó la condecoración de la Orden Manuel Amador Guerrero
en el Grado de Gran Oficial a la doctora Susana Judith Icaza Sánchez
El sublime Toño amigo chiricano de las Tierras Altas de Volcán
encontró FRIJOLITOS CHIRICANOS en David y
viajó a Panamá para entregármelos.
Celebramos en Años Locos con una conversa y un almuerzo
sanos y nutricionales.