Chef propietario Fabio Pietrosanti, Sandra di Giovanni, Flavio Velásquez,
Mary de Bustamante y Francisco Bustamante.
Guarimba Panamá.
Quienes como yo, algo entraditos en la tercera edad y que todavía cuidamos y conservamos una curiosidad incontrolable por los temas viti vinícolos, hemos presenciado desde Roma Antica, hoy viernes 26 de octubre del 2012, quizá uno de los días de ira e indignación nacional más coherente y significativo de la historia política panameña. Según un término de ancestros nativos, fue toda una guarimba a gran escala.
Y la referencia a los temas viti vinícolos surge gracias esta melódica palabrita que suena a música nativa caribeña, o amazónica. Es la palabrita guarimba, cuyo paladar y nariz tiene el sabor de la tierra, cuyo oído me lleva al joropo llanero y cuyos ojos evocan espacios inconmensurables de intimidad y cariño. Bueno, percepciones mías totalmente desconectadas de la realidad objetiva, como cuando alguien cree descubrir en un vino los sabores que tiene el verde de las frutas, o los gustos minerales de las rocas en el negro de las pizarras.
Según quienes saben de significados nativos, la palabra guarimba se puede asimilar a los conceptos básicos de la geografía humana tradicional señalados por las palabras territorio, terruño y terroir.
Antes de llegar al punto, me permito evocar que el significado de la palabra terroir, se inventó en Borgoña cuando los inmensos territorios sobre los cuales los conventos Benedictinos y Cistercienses cultivaban sus viñedos y producían sus admirables vinos, descubrieron que una misma variedad de uva cultivada en diversos terroirs tenía características propias y generaba vinos diversos. Y llegaron a catar y degustar con la boca los suelos de sus tierras para lotizar en parcelas las distintas cualidades específicas de cada terroir que ellos identificaron. Cuyos linderos se conservan todavía.
Ahora lleguemos al punto. No sé por qué arcano mecanismo de asociación subjetiva, en Venezuela, la palabra indígena "guarimba", territorio, significa un operativo callejero llevado a cabo por pequeños grupos militantes quienes posicionados en puntos estratégicos queman llantas y bloquean la circulación vehicular para paralizar la capital o al país con la intención de derrotar al gobierno en la negociación sobre algún tema.
En Panamá en este sentido, la guarimba es de uso casi cotidiano desde hace siglos. Pero la guarimba del viernes 26 de octubre del 2012, creo yo que ha sido, como lo fue la revuelta de "La Tajada de Sandía" de 1856, la huelga inquilinaria de 1925, el terrible 9 de enero de 1964, y tantas otras grandes fechas de conmoción social, una de las más grandes guarimbas de nuestra historia política.
Yo quiero señalar a los culpables, o sea, a la elite dominante desde 1903, o sea a nuestro 1% de privilegiados, quienes desde la fundación de la República, en todo momento de nuestra historia, por ser gentes de convicciones débiles frente a los ladrones, los ignorantes y los incompetentes, hicieron prevalecer sobre el bien común de la nación cualquier tipo de interés individual. Y hoy, cien años después, todo panameño desde el más humilde hasta el menos humilde, siente que su interés personal debe estar por encima de los intereses de la comunidad. Y esta barbaridad se logró creando un sistema educativo, ya centenario, que por su precariedad profesional ha generado una población a imagen y semejanza de sus creadores. Es decir, una población, en promedio, sin sentido de la equidad ni sensibilidad social. Ya escribí hace meses sobre el Fuero Presidencial desde que nació la República, como un poder que se ejerce como dominio discrecional e incontrolado sobre el resto de los poderes constitucionales del Estado. Y esta manera anti democrática y autocrática en el ejercicio del poder supremo ha conducido a Panamá al estado de desintegración institucional de las corporaciones públicas, partidistas y privadas que sufrimos hoy.
Sin embargo, la guarimba de hoy, aparece como un brote saludable de anticuerpos que se han activado para neutralizar, creo yo, los virus de la corrupción, de la ignorancia y de la incompetencia, que han postrado la salud institucional de Panama a un nivel actual de agotamiento terminal y letal.
El cambio de conciencia pública que proclamó Martinelli, en vez de él, lo cumplió hoy esa parte no partidista ni institucional del pueblo panameño que se ha construido una consciencia sensible al bien común y a la equidad social, como una condición que debe prevalecer sobre los intereses individuales. Ojalá que este viernes 26 de octubre de 2012, sea el inicio real de un cambio verdadero.
Pregunto si es ese el cambio que de verdad queremos los panameños, o sea, si tenemos bien claro que lo que debemos querer es un país en donde los intereses de la comunidad estén por encima de los intereses personales, sin corrupciones, sin ignorancias y sin incompetencias.
Saludos.
Flavio.
FOTOS
El Sangiovese Don Camilo y
Elibet
Mary Cividades de Bustamante
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