CÁPSULA DEL TIEMPO.
Una atractiva serpiente de Roberto Cavalli atrapada y seducida por un ángel
criado en este paraíso terrenal llamado Panamá, llegó enrollada en su muñeca
para descubrir y disfrutar, junto con su dueña, el bien y la belleza de las
cosas que están en este mágico santuario
de Fabien Migny, llamado Tanino. Un nombre de aspecto diminutivo que
suena a las ternuras pronunciadas por las madres para hacer felices a sus
hijitos. Y que define esa sequedad gustativa, áspera y astringente, en la parte de la lengua que está más cercana
a los labios y cuya química garantiza la guarda longeva de los mejores vinos en
la cava. O sea, por el tanino es difícil envejecer. Un nombre en consecuencia
que conjura en este pequeño espacio de sillas y mesas la extensión infinita del
tiempo. Como en una cápsula. Y de los
fogones salieron los dos platos que comimos y del botellero los dos vinos que
bebimos. Basta mirar a estos cuatro
objetos reales, buenos y bellos para comprender todo sobre el accesible culto
al verdadero arte del bien y del buen
vivir.
Salud.
Flavio.
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