El vino de meditación se llama así porque
solo se marida a la perfección con el placer de compañías fraternales y
conversaciones brillantes, a tal punto que la participación de una buena cocina
no es una condición necesaria para crear armonías e intereses.
Al iniciar
el 2015 descubrimos en La Valentina que también existe La Mesa de meditación.
En este caso una mesa que nos reveló su propietario José Luis adornada de amigos fraternales e iluminada por
conversaciones brillantes.
Rodearon La
Mesa ese tipo de personas que saben mostrar sin pudores sus armónicos maridajes
entre corazones y mentes, y que han cultivado sus vidas con los mejores
nutrientes de la ciencia y del arte de la lectura, de la conversación y de las
prácticas políticas embebidas de caldo social.
El espacio
de los temas en La Mesa superó los linderos del tiempo de la tarde. Y esto nos
obliga a retomar el camino del reencuentro.
Porque cada
uno de los presentes vivió a su manera pedacitos de nuestra historia nacional post
1903, la cual estremece todavía la conciencia ciudadana, como por ejemplo, el
liberalismo laico, la generación de educadores de La Normal de Santiago, cien
años de militarismos políticos de adentro y de afuera, el presidencialismo
caudillista, la embajada gringa, Colombia y las Américas desde Alaska hasta La
Patagonia, ¿Por quién doblan las esclusas?...
Salud y Feliz 2015
Flavio
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