Acta 18 – 2011
El Cartel del Sábado
25 junio 2011.
En
Gusto´s
Flavio, Héctor, Rubén, Jorge y Eduardo.
Invitada de honor: Analida.
Martín llegó al final porque acompañó a sus padres al aeropuerto
El trabajador panameño.
Un acta es un acto del conocimiento. Es una importante liturgia de esa gran vocación humana hacia la enseñanza y el aprendizaje, equivalente al acto obispal de encaramarse a un púlpito para predicar dogmas. Y todos los presentes al almuerzo de hoy me han pedido que hable de mí sólo porque suponen que hoy me he portado mal. Como ellos estaban bromeando al manifestar esta petición, debo confeccionar esta Acta como lo expliqué más arriba, para complacerlos con mucho gusto. Por lo que declaro que es cierto que sufrí una forma gourmet de inconformidad ideal, ya que al ordenar Parmigiana di Melanzane, lo que llegó a la mesa fueron Involtini di Melanzane, ambos preparados a base de parmesano y berenjenas al horno. Sin embargo los Invontinis se presentan en una forma diversa. Y los de hoy fueron muy hermosos y sabrosos, quizá un plato de mejor factura que la imagen tradicional de lo yo tenía en mente. Y aún así fui a reclamar. Y en la cocina los cocineros con bella amabilidad precisaron, según ellos, mi error de percepción. O sea, para Gusto´s esos Involtini eran la Parmigiana di Melanzane. Lo cual no discuto. Aclarado el asunto disfrute por cierto el delicioso plato y en comiendo dichos Invontini extrañé los valores artesanales y caseros de la Parmigiana en su versión primordial, exactamente como la confecciona el gran amigo Mássimo, chef propietario de Casa Tua. También aclaro que hoy no fui tan enfático en la expresión de mis espesos y profundos sedimentos latinos como aquella ocasión en Baleares en donde ese lado oscuro del trópico mio salió a flote por culpa de un dichoso café que nunca existió. Pero lo más interesante de la reunión fue otra cosa. A saber. La narración de los avatares sufridos por el gran Rubén con motivo de un auto de gran marca que entró al taller para una reparación y pasaron más de nueve meses entre desmantelamientos y sustituciones de piezas importantes, hasta que el daño se encontró y se reparó. Pero el auto llegó finalmente hace poco a manos de Rubén con otro daño oculto producto de un re ensamblaje mal hecho. En estos momentos el auto sigue en el taller. Esto dio motivos al grupo para meditar el asunto con sabiduría. La primera conclusión aceptada por todos es constatar la indisposición gravísima que afecta al trabajador panameño en relación con la capacitación y el entrenamiento. O sea, que esas inversiones fundamentales no surten los efectos funcionales esperados en términos de rendimiento y probidad en los trabajadores porque se resisten a aprender y hacer las cosas como deben ser. Lo cual obliga a la Nación panameña a pensar con urgencia en alguna forma civilizada de liberalización de los procesos de contratación de personal idóneo, al margen de las restricciones nacionalistas en vigor, las cuales ejercen en la actualidad un efecto mortal en demérito de la calidad y de la credibilidad empresarial panameña y un freno terrible al desarrollo del país. Y si a esta especie de tara socio cultural en los niveles operativos básicos le añadimos la grave disfuncionalidad que también padecen los niveles ejecutivos y propietarios que manejan las franquicias, sobre todo la gran responsabilidad que tienen ellos de velar por el prestigio de esas marcas que representan, entonces la historia de terror y espanto que vive el amigo Rubén, seguirá empeorando y la sufriremos todos…
Y por último, esta vez como siempre, en este placentero restaurante, disfrutamos de la buena amistad, de la buena comida y del buen vino, mucho más de la cuenta, como se constató en la cuenta… lo cual obligó a Héctor a postular nuevamente el famoso precepto de la buena vida:
“Quien quiere celeste que le cueste”.
Saludos
Flavio.