El Cartel
del sábado 29 octubre 2011.
Acta 34 – 2011
En
Los años locos
El grupo de hoy.
EDUARDO BRICEÑO, RUBEN VANDER WERF, RICARDO JAIME, RODRIGO
BAZAN, HECTOR CASO, FLAVIO VELASQUEZ, LOURDES VANDER WERF.
PATRICK Y RUBÉN VANDER WERF.
El tema que hoy no discutimos.
99%.
Los indicadores económicos comprueban que Panamá disfruta de una tasa elevada de crecimiento total. Pero a mí me parece que de verdad eso no puede ser técnicamente cierto ni en sentido social ni económico, por el momento, para un significativo porcentaje de la población panameña que es pobre, probablemente el 50%. Y todavía hay algo más grave que eso, o sea, que tampoco puede ser cierto en términos de calidad de servicios para un porcentaje mucho más elevado, probablemente para el 99 porciento. En este sentido cualitativo significa que en Panamá NO ha crecido ni la felicidad pública, ni mucho menos la satisfacción pública, ni de pobres ni de ricos. Por lo contrario, más bien ha crecido el malestar y la insatisfacción pública, tanto de pobres como de ricos. En este sentido, como también en la alimentación mala y tóxica, hay una distribución bastante equitativa del dolor. Claro que estos estados de ánimo que son reales, están determinados en el caso de los pobres por la mala distribución de los beneficios de dicho crecimiento. Y por el lado de los muy, muy ricos y de otros menos ricos, quienes son los grandes beneficiarios de este gran progreso y de su distribución inequitativa, el crecimiento de la insatisfacción depende de otras razones. Explico. Por ejemplo, quienes pueden tener autos en verdad de poco les sirve porque no pueden circular ni estacionar adecuadamente porque ya no caben más autos en las calles ni sobre las aceras. La ciudad ha llegado a un catastrófico nivel de saturación de sus espacios públicos de circulación y de estacionamiento. Al igual que los hospitales, los súper mercados, los bancos, los night-clubs, etc., los cuales también están saturados, o sea, que en sus locales ya no caben más clientes. Y así mismo, los distribuidores de servicios televisivos, telefónicos y de internet están saturados. Y toda esta saturación generalizada crea malos servicios y una insoportable insatisfacción en los consumidores. Es decir, el crecimiento excepcional de Panamá no solo está mal distribuido sino que además está muy mal manejado por quienes son responsables de dicho manejo pero que no están en capacidad de adecuar el crecimiento de la oferta al fenomenal crecimiento de la demanda ejercida por quienes pueden comprar porque tienen dinero. O sea, repito la idea, en Panamá el rico sufre algunas de las mismas molestias que afectan a los pobres, pero no todas, por supuesto. Es decir, al pobre no sólo le afecta el sufrimiento de su propia miseria, sino sobre todo, la opulencia del otro. Y mientras una rápida capacitación o sustitución de esos disfuncionales responsables de las empresas privadas y de las corporaciones públicas no suceda algún día, no me queda ninguna otra alternativa que pensar que nuestros administradores de la cosa pública y los propietarios, directores y gerentes de las empresas privadas, quienes muestran que NO sirven como tales, seguirán mal manejando y descalificando el gran éxito de crecimiento que han logrado. Por lo tanto, para construir un nuevo Panamá, más equitativo y mejor administrado, es hora de un cambio de las dirigencias y gestores en los vértices empresariales y gobernativos para que sean reemplazados por nuevos tipos de dirigentes que sean técnicamente idóneos, eficientes y funcionales. Esta es la sustancia del reactor nuclear que se anida en la médula del 99% de los panameños indignados. Pero aclaro que en Panamá estamos mejor que en los Estados Unidos y Europa, porque por esos lados no sólo padecen de las mismas disfuncionalidades como nuestras saturaciones y disfuncionalidades de por acá, sino que además tienen, a diferencia de nosotros, una clase empresarial financiera e industrial protegida y desregulada que por ser tan libre pudo actuar impunemente y de manera inescrupulosa y criminal durante el período 2000/2008, lo cual precipitó al mundo a la bancarrota crónica actual y de la cual parece que no estamos saliendo... Y esa situación, aunque muestra que en comparación, nosotros los panameños estamos mejor que ellos, les confieso que esa comparación no me consuela para nada.
Frase de hoy:
“El mundo es mi casa”
Saludos
Flavio.