ACTA No. 5-2012. Los Años Locos, sábado 22 septiembre 2012.
ACTA No. 6-2012. Masoliver, sábado 29 septiembre 2012.
Héctor Caso, Flavio Velásquez, Juan Antonio Mayoral y Eduardo Briceño.
El Cartel de los espíritus.
Algunos de los amigos de El Cartel están convencidos que si yo llego a ausentarme por un tiempo o para siempre, El Cartel quedaría en posición desventajosa o desamparada, o algo así. Pero si bien esta percepción es muy generosa y probablemente correcta, mi opinión al respecto es otra que por cierto no la contradice. O sea, cualquier miembro que falte altera la identidad de El Cartel. Pero en fin, yo creo más bien que El Cartel es un espacio virtual, mental y emotivo en donde habitan por lo menos una docena de espíritus, uno o más por cada miembro. Eso quiere decir que mi espíritu NO es el espíritu de El Cartel. Pero si tengo que elegir uno sólo para definir el carácter más representativo de El Cartel, entonces me inclinaría a pensar que el espíritu de El Cartel podría muy bien ser el hijo menor del espíritu solidario de Héctor. Las razones no son muy sencillas que digamos. Héctor es por definición un ser gregario en grado fundamentalista, como en alguna medida parecida o menor, los son también cada uno de sus miembros. Pero a diferencia del promedio del grupo, el espíritu de Héctor tiene una ideología al respecto. O sea, que El Cartel según Héctor sería un mecanismo para la redistribución equitativa del buen gusto por la comida, los vinos, las ideas y la verdad. Héctor es consciente que El Cartel ha mostrado un ciclo ondulatorio parecido al de las cuatro estaciones. Nació en primavera, ya que en su origen, al fundarse, fue tan florido como una primavera. Después padeció el calor y las sequías de un verano sofocante. Han habido tormentas en sombras tenebrosas, pero nunca tornados ni tsunamis apocalípticos. Sin embargo, hace ya meses, desde enero del 2012, que vive la desolación del otoño y el frío tembloroso del invierno. Ahora, desde el sábado pasado, 22 de septiembre, en el bar de Los Años Locos han comenzado a brotar los botoncitos verdes que al estar por germinar anuncian ya sin duda alguna el inicio de un nuevo renacimiento primaveral. Rubén y Héctor fueron los artífices que hicieron posible que los abonos y las semillas que ellos esparcieran sobre terrenos fértiles estén por crear las buenas cosechas que ya se anuncian. Ese sábado los mejores espíritus aparecieron en el bar de Los Años Locos. Por ejemplo, estuvimos Eduardo y yo consagrando el rito de la hermandad. Jorge y Héctor mantuvieron muy en alto los espíritus de la dialéctica Jegueliana clásica al confrontar sus tesis y sus antítesis aun sin necesidad de llegar a sus síntesis. Y Rubén iluminado por su espíritu olímpico como siempre impuso el espíritu torrijista de la concertación y de la tolerancia. Hoy sábado en Masoliver apareció el cuerpo y el espíritu de Juan Antonio, desaparecido desde hace varios años. Estuvimos para brindar por su añorado regreso Héctor, Eduardo y yo, felices todos porque a pesar de la triste disolución del espíritu comunitario que hizo posible la fundación de Europa, nosotros aquí en Panamá mantenemos la intención de la unidad y del rigor que ese esfuerzo exige, como por ejemplo, el espíritu que todavía amarra Cataluña a España y viceversa. Y el desvanecimiento del espíritu europeo empuja a sus mejores jóvenes a emigrar hacia tierras como las nuestras, en donde se agita todavía el espíritu de un feliz y bravío nuevo mundo.
Salud
Flavio
La cocina espiritual
de
Père Masoliver