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lunes, 16 de septiembre de 2013

"Brujas de Cachiche" - 2013 septiembre 15 domingo.

Flavio e Ismenia Velásquez
y el propietario,
Jose Luis Marín Aliaga.

En el caserío humilde y genuino de Cachiche, al sur de Lima, existen las brujas desde hace siglos. No pudo la Santa Inquisición quemarlas. Simplemente desaparecieron y cuando la Inquisición desapareció, ellas reaparecieron. La más famosa, fallecida hace poco, fue Doña Julia, una benefactora “bruja blanca”, o sea, una cuyos hechizos tienen que ver con las curaciones y el amor, a quien sus beneficiarios ocultos en la entrada del pueblo,  tallaron su cuerpo en el tronco vivo de “El Árbol de la Vida”, el Huarango o Algarrobo peruano.
Por esta tradición extraordinaria típicamente peruana y fuente de gran atracción turística, la cadena internacional y nacional de restaurantes “Brujas de Cachiche” le rinde respetuoso y agradecido tributo postulando dicho nombre para reivindicar una filosofía universal y mística de amor a la vida, y de armónica convivencia entre el reino vegetal y el  reino animal.
Y son estas sublimes ideas las que inspiran su visión del negocio de la restauración gastronómica, en el más noble sentido de la palabra restauración, precisamente para cumplir felizmente la tarea de restaurar un diálogo comprometido, de paz y armonía, entre los hombres y sus entornos naturales y sociales.
Cuando la salud de la tierra y de los hombres se restaure llegará finalmente a la mesa de comer y a la vida familiar, la embrujadora bondad, alegría y belleza de La Creación.
El restaurante “Brujas de Cachiche” de Panamá, como el resto de los miembros de esta franquicia, aplica esta ética productiva de la restauración usando cinco caminos. El más importante es el primero: la calidad del servicio en la mesa de comer, porque  su personal de meseros lo comprueba. Ya que no solo conocen la descripción de los platos, sino sus historias. Y a este privilegio del comensal se añade el hecho que son personas premurosas y educadas. La segunda es la fina calidad profesional y digo yo, poética, del personal de cocina. La tercera es la tecnología de vanguardia,  o “State of the art”, del equipamiento y de los métodos para el funcionamiento confiable de la cocina. La cuarta es magnífica, porque se trata del ambiente interior del local, su temperatura, su iluminación, su decoración decorosa y sus espacios de circulación y acomodo, un lujo de sencillez y comodidad de sillas, colores y formas, muy bien diseñado y construido. Y por último el ambiente exterior, como la seguridad,  la disponibilidad de estacionamientos y una ubicación estratégica en Obarrio,  casco central bancario y hotelero de  una ciudad como Panamá que está por iniciar una gran aventura de crecimiento y de progreso estrepitosa.

“Ronda del Mar”
Me faltan palabras escritas para que sus ojos lean algo más sobre un Menú que es al mismo tiempo conjuntos de nombres conocidos y conjunto de recetas novedosas. Por lo que sugiero a la curiosidad de vuestros ojos que se dejen llevar ciegamente por la magia visual de estas breves imágenes y sean así conducidos a
La mesa de comer de las
“Brujas de Cachiche”

Salud.
Flavio




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