"CASA TUA" Viernes 11 marzo 2011



Los Magníficos Seis

Son cautivados

por

Chef Mássimo Espósito

Propietario de

CASA TUA

En Cata y Cena degustación el

Viernes 11 marzo 2011.







La primera parte de la cena, cata y degustación, en Casa Tua el viernes 11 de marzo 2011 de Los Magníficos Seis concluyó a la medianoche. Pero gracias al Chef-propietario Mássimo a partir de la medianoche seguimos con la segunda parte ya que nos ofreció varios after-diner liqueurs y un gentil Amarone y además, nos hizo el honor de sentarse con nosotros y prolongar así la animada tertulia más allá de la una y media de la madrugada del día siguiente, es decir, del sábado 12 de marzo, sin tener nosotros plena conciencia que mientras nos tomábamos “el arranque” precisamente a eso de la 01:46am o sea, a las 02:46 de la tarde de ese mismo sábado, allá en Japón, se cumplían 24 horas de un terremoto de nueve grados que estaba iniciando una triple danza de muerte y destrucción. Me resulta inevitable pensar ahora,  días después, cuán frágil era nuestra dicha de esa noche, cuán rutinaria e inadvertida fueron esas jornadas laboriosas para los japoneses y cuán apocalíptica sería la combinación de las tres catástrofes que se estaban abatiendo sobre el noble pueblo japonés: terremotos, tsunamis y radiaciones nucleares. Por eso de manera breve, casi con desconfianza, narro seguidamente la comodidad, el cariño y el profundo agrado de esa noche entre nosotros seis, Kelly Canavaggio, Noor Tiffany Diaz, Orlando Calvo, Ramón Barreiro, Gobindjit Singh Dhaliwal y Flavio Velásquez. Y quizá con cierto pudor les participo el nombre de los tres excelentes vinos que aportamos respectivamente Ramón, Gobi y yo. A saber: Clos des Mouches Rouge 1er Cru 2007 Beaune, Gaja Costa Russi 1993 Barbaresco, Piemonte y Aalto 2003 Ribera del Duero.

Recomiendo visitar el WINE CORNER para una descripción detallada de esta cata por el especialista y coleccionista de vinos Gobindjit Singh Dhaliwal en la siguiente dirección: http://www.facebook.com/#!/album.php?fbid=892977488843&id=5248678&aid=2638727

Gracias a Ramón Barreiro he preparado usando las excelentes notas que tuvo la cortesía de enviarme, la siguiente narración, que refleja fielmente y con menores cambios su ejemplar texto.

Estuvimos sentados alrededor de una mesa servida para  cuatro personas que dio de comer a Los Magníficos Seis, con bandejas al centro mesa, con tres botellas de grandes vinos y con una rebosante conversación plena de ideas y emociones. La cena de tres platos estuvo compuesta de salmón affumicato, farfalle con zucchini y conchuelas, ossobuco con risotto en pasta de hongos y trufas, y además, una muestra de degustación de un rigatoni con ragú de res. Y de postre un muestrario completo del menú de postres, entre los cuales un profiterol blanco admirable. Para todos el veredicto conclusivo fue: una perfecta cena italiana. Las dos damas presentes en la mesa, Kelly y Tiff, despertaron miradas de admiración entre los ángeles del cielo. Y a nosotros el embrujo feromónico disperso en la atmósfera sacó a relucir de la memoria primordial aquellos recuerdos de damas y de encuentros que quizá fueron rescatados en viajes de ida y vuelta al futuro. Y sentados en las otras mesas de esa noche por lo visto estaban también las mejores damas y caballeros de la ciudad, y de pié estaban las jóvenes parejas enmarcadas contra la barra del bar mientras esperaban emocionados el turno de una mesa. Todas las parejas en particular las que estaban sentadas disfrutando de la comida, del vino y de la conversación parecían alucinadas por la magia de la cocina y del local del Chef Mássimo. Y todas en su momento, de pie o sentadas, saludaban, sonreían y miraban a su alrededor como si estuviesen en sus propias casas. Por eso el nombre que ostenta el local es exacto porque copia el espíritu que anima a sus comensales desde el momento en que cruzan el umbral de la entrada. Y es que todos volveremos a Casa Tua, que es como decir volveremos a Casa Nostra, y sin dudas lo haremos muchas veces. Y este fue el veredicto final de Los Magníficos Seis, volver, volver, volver…

Saludos

Flavio