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jueves, 9 de agosto de 2012

"LA VALENTINA" Jueves 9 agosto 2012.



Flavio Velásquez, Faby, Jorge Ramos y Carlos Mata.
En
TAPPO WINE BAR


“EL DELICADO ARTE DE FABRICAR IMPREVISTOS”
Primero sucedió en TAPPO WINE BAR y horas después se apareció otra vez en LA VALENTINA. Todo comenzó temprano en la mañana cuando sin rumbo fijo salí de casa, llegué al Pacific Mall en donde no se puede caminar sin encontrar trozos recortados de tu pasado. Muchos y tantos como personas que saludas y que conversas. En fin, en el Mall no se puede caminar por sus pasillos porque en vez de eso lo que haces es incursionar sin ton ni son por entre los senderos retorcidos de tus recuerdos mezclados con aquellos otros que te entregan con intensa gracia los personajes conocidos que encuentras. Y son historias de dolencias corporales, de entuertos de corruptos y de otras maldades. Y nuevamente, gracias a estas crónicas de la cripta, escapé del Mall sin rumbo fijo, para llegar, sin querer, a CANVAGGIO WINE BOUTIQUE, con un paquetito de pifás pre cocidos que ahora vende el RibaSmith a muy buen precio. El amigo Leo, que sabe de cuidados intensivos ahora que ayer en la madrugada su esposa le ha dado una hijita adorable, me recomendó para esa modalidad de cabanga terminal que se le mete a la tercera edad  como una espina en la frente, un Saint-Julien Chateau Lagrange 1999, que me hizo recordar mis andanzas bordelesas de juventud. Me fui con mis pifás y el Chateau rumbo al vecino bar de al lado, el TAPPO WINE BAR. Allí estaban la bella Francia, el paisa Edward y un personaje nuevo cuyo nombre se me pierde en la niebla de mis neuronas, pero creo que le llamé provisionalmente Antonio. Mientras cataba el Saint-Julien y degustaba los pifás llega al mostrador una verdadera celebridad en la práctica del arte de construir improbabilidades felices, el amigo Carlos Mata. Quien presentó  un vino afable y complaciente que no conocía. Un piemontés de uvas Nebbiolo y Vespolina, el Torraccia del Piantavignas 2006. En eso llegó el gran Jorge Ramos cargando con cariño en sus brazos poderosos un merlot chileno seductor y de bellas formas, alrededor del cual revoloteaban los velos de sedas transparentes que usaban las vestales romanas hastiadas de sus litúrgicas virginidades, un William Cole de primera. Pasaron breves horas entre los sabrosos abre bocas y paninis de Faby y Mirko, hasta que se acabaron los vinos. Y así fue que se me ocurrió regresar a Burdeos nuevamente. Encontré perdido en la inmensidad de la cava de CANAVAGGIO WINE BOUTIQUE, un Graves 1999, un Chateau Picque Caillou, también como los demás con balance, ciencia y tradición. Jorge tuvo que irse para seguir ocupándose de sus asuntos pendientes y nosotros también, Carlos y yo, para La Valentina. Allí nos esperaban un Gran Toscano que vende Jack Canavaggio, el Sasso al Poggio, el chef Enzo y el propietario, el amigo José Luis Dejuanes. Pero fue el Gran Toscano, quizá, el hechizo que creó la mística de una nueva fabricación de eventos entrecruzados, sobrepuestos e improbables. En menos de una hora chef Enzo tenía que ir al aeropuerto a recoger a su esposa, dos hijas y un conejo llamado Nicky que llegan de Roma a vivir en Panamá. La mística del momento hizo posible que nuestra tertulia se extendiera mas allá de las extraordinarias tres entradas que preparó chef Enzo antes de irse, inspirado por la expectativa del feliz e inminente encuentro familiar. Duró mucho esta tertulia, hasta el momento en que llegaron chef Enzo y familia directamente del aeropuerto a La Valentina. Bellísima familia. Pero Nicky llegará mañana en otro vuelo.
Saludos.
Flavio.

F O T O S

CHEF ENZO.

Magré de pato, cebollas rojas confitadas en una reducción de oporto.


Ñoquis, calamares y langostinos


L´Amatriciana y el Gran Toscano.

Lorena, graduada en eno gastronomía.

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