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lunes, 15 de agosto de 2011

"STEINBOCK" Sábado 13 agosto 2011.

Día  de  Liberación.

El Cartel del Sábado
13 agosto 2011.
Acta 24 – 2011.


EDUARDO, GILLES, SU HIJA JULIETTE, HECTOR Y FLAVIO.


En
Steinbock Restaurant
Panamá

Siempre he apreciado la espontaneidad de nuestro grupo cuando se trata de disfrutar vinos y comidas en gran estilo y de manera generosa. Aunque algunas veces y a posteriori puedan surgir voces que llamen a la moderación para referirse a la cantidad de platos consumidos. Consumo que podría parecer gigante desde un enfoque casero, pero desde cualquier otro enfoque lo único gigante de nuestros sábados es la intensidad de nuestras satisfacciones. Además, existe una relación directa y proporcional entre  la cantidad  consumida  más el nivel de entusiasmo expresado y el total de la factura pagado. O sea que la relación subjetiva entre costo y ganancia es asombrosamente positiva. Lo cual a su vez  nos impulsa a repetir  lo que no puede ser catalogado como error, sino más bien como virtud. La virtud de apreciar el valor de uso de los mejores productos agropecuarios  cultivados por nuestra avanzada civilización material, tanto occidental como oriental. Eso quiere decir que poseemos un estilo de vida que algún día lejano tendría que ser el manierismo de lo normal y de lo obligatorio, y no como el manierismo de lo esnob. Ese aprecio nuestro por el consumo culto le da razón de ser a la existencia misma de nuestra avanzada civilización occidental-oriental. Y nos sentimos felices al comprobar que cuanto más hemos complacido nuestro apetitito espiritual y corporal mediante el arte de disfrutar las cosas bellas y buenas de la vida,  es cuando  más  impulso libertario hemos demostrado en nuestras mesas. Y este  estado emotivo de liberación que nos llevamos encima como una bendición es un pariente muy lejano del descontrol y del caos, y si alguien dice que se parecen, miente. El exceso quizá puede acaecer algunas veces pero no es una rutina en nuestras vidas. Y cada sábado es una buena ocasión para llegar a la mesa de El Cartel en caída libre. De manera que aplaudo a los miembros de El Cartel quienes como Rubén, después de una extenuante semana de esclavizadas rutinas laborales llegan al sábado nuestro con ganas de libertad y distensión. Llegan relax, para irse relax. Y practicar el maravilloso arte de la cercanía y del abrazo.

Entonces, recordar lo siguiente.

“¡Kum-Bay-Ya!”*  My friends…

Saludos.
Flavio.

*Kumbayá es una canción ritual que se canta alrededor de una fogata sentados sobre la madre tierra y tomados de las manos en noches que transcurren “à la belle étoile”, o sea, a cielo abierto. Compuesta por gente de una  tribu afro americana multi cultural, los Gullah, esclavizada y establecida a lo largo de las costas atlánticas de Georgia y Carolina del Sur y también sobre Las Islas del Mar que se extienden frente a dichas costas en una cantidad algo superior a cien islas. Fue y sigue siendo un territorio agrícola, isleño y costanero, muy fértil que acogió y acoge todavía una cultura multiétnica extraordinaria que todavía existe hoy como atracción turística y que hablan un inglés tipo creole denominado Geechee. La palabra Kumbayá responde al sonido “Come by here”. O sea, “Ven aquí”. Para aludir a la embriagante emoción de la cercanía y del abrazo igualitario entre amigos y parientes, “à la belle étoile”.

 

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