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miércoles, 3 de noviembre de 2010

"CAN MASOLIVER" 20 octubre 2010.


De manera que todos los maridajes entre cuerpos de platos sensuales y espíritus de vinos seductores fueron tan complacientes con nosotros como invitados a una noche de locura en el harén de Mustafá.

Acta de El Cartelito
del miércoles 20 octubre 2010.

Tema:
Gran Cena de Maridaje.

 
Llegué algunos minutos antes de las 7:30pm y ya Héctor había sido acomodado en la mesa principal. Y en la puerta me acogió un “besa mano” presidido por Pere y sus oficiales de comedor y cocina, todos vestidos sobrios uniformes buen gusto. Un comienzo con estilo y buenas maneras como prometía esta cena de maridaje presentada por Pere, Motta y Bodegas Lan. Pere, como hizo con Héctor, me caminó hasta la mesa dominante del comedor principal. Cuyo número de mesas fue reducido para acomodar a no más de 30 exclusivos participantes. Gentes del mundo empresarial y social acompañados de sus esposas. Nuestra mesa al terminar la cena llegó a contar con cuatro personas. Desde el inicio hasta la tercera presentación estuvimos solamente Héctor y yo. Luego Rubén quien llegó tarde por un compromiso en el Paladar debido a un agasajo a la nana de toda la vida. Pero llegó con gran regocijo de Pere que ya comenzaba a ponerse nervioso y de nosotros. Rubén se puso rápidamente al día en los tres platos y tres vinos adelantados antes de abordar el cuarto. Al final de la cena llegó Eduardo, vestido de saco y corbata y con una gran jovialidad como dictaba la ocasión. La presentación de cada uno de los cuatro vinos fue brillantemente amenizada por una catalana inteligente y sabida de nombre Marian de Bodegas Lan. Pero la presentación y los detalles del maridaje de cada uno de los cuatro platos con su respectivo vino fue obra maestra de Pere. Una participación de Pere como muy pocas veces he tenido el placer de disfrutar. Mostró conocimiento, gracia e imaginación. Ambos presentadores fueron de lujo, como la cocina, la bodega y los participantes. Una noche de intensas sensaciones olfativas y gustativas. El primer vino para maridar con un mousse frio de mero sobre tomate a la parrilla y tiritas crispadas de papa fue un Albariño 2009 de Santiago Ruiz. El segundo maridaje para unos piquillos rellenos de habitas verdes salteadas con trocitos de jamón ibérico rodeados de una tierna cremita de lentejas a la castellana, fue un Lan Crianza 2006, 100% tempranillo curado al menos doce meses en barrica y algunos meses en botella. El tercer maridaje entre un excelente lomo de bacalao confitado en salsa de callos a la madrileña bajo una cabellera de tiritas crujientes de vegetales y un Lan Reserva 2005 fue el plato insignia de la cena y del poder culinario de Pere. Este Reserva también es 100% tempranillo envejecido doce meses en barrica y dos años adicionales de reposo en botella. El cuarto y último maridaje, equilibrio perfecto y revelador, fueron chuletitas de cordero bajo crujientes de avellanas sobre salsa de higos naturales unidas a un Gran Reserva Lan 2003. Este vino reposa cinco años, dos en barrica y tres en botella para que la mezcla de sus tres varietales (80% tempranillo + 10% mazuelo + 10% garnacha) formen un solo cuerpo proporcionado y pleno, como de mujer madura y prudente, menos insinuante que el Reserva. El postre biscuit de frutos secos garrapiñados y salsa espejo de chocolate oscuro iba a ser casado con un vino moscatel de dudoso atractivo. Por lo que Héctor sugirió a Pere y a todos los presentes abrir más botellas de Gran Reserva para seguir con el postre. Cosa que fue aceptada por unanimidad y cumplida con generosidad por Bodegas Lan. De manera que todos los maridajes entre cuerpos de platos sensuales y espíritus de vinos seductores fueron tan complacientes

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