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miércoles, 3 de noviembre de 2010

"CASA TUA" 7 agosto 2010.

Me pregunta alguien quién es Margot Fonteyn. Y le respondo. Una inglesa muy europea, tan de espíritu italiiano como Carla Bruni-Tedeschi, que dijo de si misma: “Mi vida fuera del escenario algunas veces ha sido una jungla impredecible, un mundo sin coreografías”. Quizá por eso la europeísima Leonor Fini en este lienzo se unió a Margot para siempre.
LEONOR FINI. Nació en Buenos Aires en 1907. Su padre italiano de la Campania nunca pudo raptarla después que su madre una italiana de origen alemán se la llevó siendo una niñita a su ciudad de crianza Trieste y la vistieron de niño hasta la adolescencia para impedir el rapto. Leonor adolescente se fue a Milán y a los veinte a París. Y allí se quedó. En donde se hizo pintora, escenógrafa y escritora. Frecuentó a: André Breton. Salvador Dalì, Paul Éluard, Max Ernst, Henri Cartier-Bresson.... Viajó mucho...






TEMA.
La Rata vs Matuku-Tangotango


La mesa en el Restaurante "CASA TUA" acomodó a nueve personas, desde mi izquierda fueron: el Rey Gilles, Sir George, el CEO Héctor, el gran Messi Polvosky, la diosa Addis, el Director Artístico de Menús Étnicos, Eduardo todo corazón; el Príncipe Rodrigo, Mauricio y Flavio. Hicimos una petición formal al Director Artístico Eduardo, para que organice pronto otro de sus eventos memorables. Nos tomamos ocho botellas de vino: un Rioja, un Chianti y seis Pesquera Crianza. El entusiasmo de esta reunión fue muy intenso como ha sido a menudo en otras ocasiones. Esta vez también hubo las mismas variadas razones del pasado para mantener encendido ese intenso entusiasmo. Como por ejemplo nuestros deseos de comentar noticias de actualidad, de dar consejos a los amigos, de informar sobre la vida familiar, de apreciar o no la comida, los vinos y revelar planes de viajes inminentes. Pero hubo este sábado una razón completamente nueva, quizá la principal, que se originó en el mismo seno del grupo, ocupado por una diosa invitada especial por insistencia mia. Una buenísima comunicadora mediática. Hubo entusiasmo compartido. Messi sobre todo, un Profeta escapado de la época de los caballeros Templarios quien ahora monta motos y no caballos, y cuya misión en estos tiempos es sacar y salvar a Eduardo, cuantas veces lo imponga su destino, del sendero equivocado. Por eso Eduardo, henchido de agradecimiento y cariño, le llama “La Rata”. Quizá porque La Rata es un pequeño héroe maorí, que lucha contra un poderoso ogro llamado Matuku-Tangotango y que a pesar del nombre no tiene antecedentes lunfardos. Los maorí creen que la ropa causa enfermedades. Creen además que cuando llueve hay que estar desnudos bajo la lluvia porque si corres vestido te vas a resbalar, a caer y a romper algo. Es posible que este hechizo maorí causó el accidente de Mauricio quien al salir del restaurante corrió bajo la lluvia para ir a su auto. Y entonces se resbalo y se rompió el peroné. La reparación del daño podría requerir de intervención quirúrgica. Lo sabremos la próxima semana. Y segundo, porque La Rata, como la nombraron los nacionalistas españoles, fue un pequeñísimo y efectivo caza táctico de combate creado por los soviéticos en 1930, el célebre Polikarpov I-16. Otra causa determinante del entusiasmo colectivo de El Cartel fue la excelente comida preparada por el Chef Mass, en especial Pulpo con Frijoles Negros, Pasta con Mejillones y Black Eyes Peas, Pasta con Chorizo Italiano y Osso Buco. admirables confecciones caseras de gran tradición mediterránea. Me dijo el Chef Massimo, quien es oriundo de Salerno que se trata de cocina salernitana. El Rey Gilles me hizo preguntarle a Mass la razón por la cual vino a Panamá. Respondió que fue arrastrado a estas costas por los vientos alisios. Quizá los mismos vientos que nos entregaron al Rey Gilles. El ayudante de mesa no es un mesero de profesión, sino un amigo que ayuda y cree que advertir a los clientes que la cocina cierra a cierta hora es correcto. Se llama Stéfano, un hombre de buena voluntad. La comida fue tan gustosa que limpiamos los platos “alla scarpeta”, es decir con un trozo de pan sostenido en el tenedor, lo cual por parecer un zapato (scarpa) se le llama así. Se habló de las ausencias de los miembros y llegamos a la conclusión que todos se ausentan con poca frecuencia. Messi estuvo genial. Puso en evidencia que los machos en la naturaleza no sólo se visten con sus mejores ropajes externos para atraer a las hembras, sino que a diferencia de ellas los machos tienen dos sombreros, uno para cada una de sus dos cabezas, una chica y la otra grande. Explico esto. La cabeza chica, la que está sobre los hombros, es la que organiza el ropaje y la danza para hacer la corte. La otra, la grande y siempre emboscada, es la que garantiza la supervivencia de la especie. Addis quedó fascinada con el grupo, incluyendo a Messi. Y como premio Messi inventó un juego, no sé en qué consiste ni a qué se refiere, si a la danza de la corte de la cabeza chica o a la danza de la supervivencia de la cabeza grande, pero le oí revelar: “¿che, querés jugar el rotito?”. El Rey Gilles me presentó una nota formal de protesta porque Arabia no ha sido introducida todavía en el seno del grupo. Yo también protesto. Me parece, según lo que dice ella misma en Facebook, que está con su novio, un verdadero puro sangre de cría que la está visitando en estos días aquí en Panamá en busca de permanencia. Algo especial fue el descubrimiento de Lady D en el Blackberry de Addis. Además, fue un evento de importancia religiosa y política impregnado con la gracia indeleble del Ave María de Beyonce (http://www.youtube.com/watch?v=nvVDbc6t1js), Lady D es una rubia mística a quien su belleza legendaria le da el semblante de un ente extraviado en la cúspide del mundo para imponer desde las alturas el poder incontestable de su iamaculada feminidad. Y por último, el Cartel de este sábado fue particularmente intenso también porque en esta reunión más que en ninguna otra se ha reafirmado su distanciamiento existencial de los embrollos medievales ocasionados por la vida íntima y empresarial; y que el propósito fundamental de El Cartel seguirá siendo el esparcimiento mental y emocional absoluto de sus miembros sin distinciones de raza, género, edad y condición social. Una verdadera cooperativa del relax y del buen gusto. Por ejemplo ya Coquito y Héctor no se disparan con tanta frecuencia palabras profanas entre sí, ni lenguajes crispados y nerviosos tan queridos entre los amigos y hermanos del barrio. Esos lenguajes autistas provenientes de insolentes reminiscencias cuartelarias están pausadamente cayendo en desuso en este grupo. Se mencionó también la introducción del matrimonio gay en Argentina. Alguien dijo la ventaja global de estas uniones como un método para limitar el aumento demográfico de la raza argentina. Al CEO Héctor no le gustó para nada el chiste. Habló en Héctor el espíritu de la Pachamama. Una Diosa parecida a Addis, tan abundante y buena con los hombres que entonces éstos solo quieren divertirse en vez de ocuparse de multiplicarse y crecer como se establece en uno de los preceptos fundamentales del Nuevo Testamento. En consecuencia, para nosotros los de El Cartel, el buen vino, la buena comida y la sincera camaradería entre amigos sigue siendo la misión. En esta reunión el nombre de El Cartel siguió dando vueltas alrededor de la mesa para buscar y encontrar una palabra equivalente que la sustituya y que corresponda con el intenso entusiasmo por el disfrute de la vida que este grupo profesa. Una palabra nueva que recoja nuestra lejanía de los peligros de la calle, por solo tres horas los sábados. Me refiero también a los riesgos que impone la preservación de la especie humana y las tensiones inevitables que hay que padecer para proteger siempre el núcleo fundamental del universo que es la administración de la familia. Hasta la próxima. Flavio.

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