Almuerzo.
PARTICIPANTES: Rubén, Martín, Héctor, Eduardo, Mauricio, Flavio, Carlos, Rodrigo y Mark.
PARTICIPANTES: Rubén, Martín, Héctor, Eduardo, Mauricio, Flavio, Carlos, Rodrigo y Mark.
VISITANTES CASUALES: Analida, Fernando.
DECISIONES:
1) Llevar de ahora en adelante el mismo tipo de vino (coordinador del consenso: Héctor).
2) Delegar en Eduardo que organice para el sábado 27 marzo un almuerzo oriental en MASALA o LUNG FUNG, para lo cual el Ministro de Relaciones, Héctor, se encargará del seguimiento y convocatoria, y evitar así el caos en las comunicaciones.
3) Reunión extraordinaria el lunes 29 marzo en Años Locos a la 7pm para celebrar los 71 años de Flavio.
4) Convocar un almuerzo conmemorativo para darle la bienvenida y celebrar la recuperación de Carlos tan pronto como esté de regreso.
VINOS CONSUMIDOS: Ocho botellas.
1) El Nogal 2004 Tinto de Ribera del Duero.
2) Condado de Haza 2006.
3) Catena Alta Malbec 2004.
4) Estiva 2001 de Catena Zapata.
5) Séptimo Día 2007 Cabernet Sauvignon.
6) Gran Reserva 1995 de Marqués de Arienzo.
7) Finca Sophenia Malbec Reserva 2008 de Tupungato.
8) Zuccardi Q Malbec 2006.
LICORES: 4 Zacapa Centenario de 23 años y 2 Cardenal Mendoza.
COMIDA: Empanadas de entraña. Mollejas en emulsión de papa. Carimañola de queso de cabra. Pulpo a la brasa en cebolla caramelada. Tres risotos (calamares en su tinta, langostinos, zetas/espárragos). Un Cordero patagónico y dos Porter. 2 crepes de manzana. 2 Suflés de chocolate y 2 braunis; todos con helado.
MESEROS: Juan Carlos, César y Ereida.
CÚPULA: FABRICIO TORCIVIA, chef ejecutivo y propietario.
ASISTENTE: Gésica.
TEMAS DISCUTIDOS: Alicia en el País de las Maravillas. Presentación erudita de Carlos quien dio de lleno en el blanco. Alicia es un manifiesto devastador contra el puritanismo, la hipocresía y la mediocridad burguesa. La película hay que verla en 3D dijeron todos. Y después dijeron eso de todas las demás películas. Martín habló como nunca de motos, supongo, porque desde donde yo estaba no le escuché nada. A diferencia de Martín los demás hablaron como siempre del fenomenal femenino de la palabra motos. Un tema que nadie domina mejor que Eduardo quien tenía ganas de litigar con Raimundo y todo el... Pero nadie reaccionó. Además, esta vez ni Mauricio ni Rubén se cabrearon de nada. Mark no dijo ni esta boca es mía. Pero Rodrigo no se cansó de decir que su boca era de él. Nadie los escuchó, ni a Marqui ni a Rodri. Y eso los hace muy interesantes… creo que ambos disfrutaron la compañía, los vinos y la comida más que los demás. Y aun así la sesión fue de las mejores por los tonos elevados, el apasionamiento y el torrente demoledor de opiniones. Yo digo que fue la elevada calidad de la comida la que apaciguó los ánimos y la vocación belicista que domina El Cartel. Aclaro que la vocación belicista de El Cartel nunca termina en masacre. Ni siquiera en batallas. Algunas escaramuzas llenas de ruido que quedan opacadas por el cariño de los abrazos pacifistas de siempre. Se habló del arte del comer. Hubo exposiciones magistrales para resalar la nobleza de la salud y de lo natural. Como siempre mucha emoción y sensatez. Pero Mauricio sentenció: “Se come por gula”. Y ahí terminó el tema. Carlos, emocionado por tanto amor fraternal le mandó felicitaciones a los padres de Ereida, quizá porque la comida estaba muy buena. Hubo un intercambio de estocadas mortales entre Fernando y Eduardo a propósito de un tema que nadie entendió. Pero como Héctor estaba entre ambos se vio obligado a declararlos a los dos en estado inexistente; dijo: “al lado mío no hay nadie”. Fue un momento zen trascendente. El conjuro verbal de Hector los desapareció a los dos en un santiamén y el problema nunca fue. Es más nadie recuerda nada. Era como si hubiésemos estado a punto de presenciar el asesinado mental de alguien ausente, para mi desconocido. Y ciertamente desconocido para todos los demás.. Creo que todos pensamos que se trataba de alguien quien podría merecer nuestro disgusto. Rubén se puso su armadura, tomó su lanza…se preparó para la carga… Pero pronto un espíritu generoso invadió con su purificador resplandor la sala cuando Carlos imprecó: “¡NADIE ME CAE MAL!” Y en el rostro de todos se dibujó el gesto del consenso. Rubén se quitó la armadura, tiró la lanza…Y desde ese día en El Cartel nadie le cae mal a nadie. Es la hidalguía milagrosa del trago y la llenura. Y simultáneamente en ese momento de la nada reaparecieron Fernando y Eduardo. Aunque nadie había notado que no estaban.
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