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miércoles, 3 de noviembre de 2010

"CASA TUA" 16 octubre 2010.



Acta de El Cartel
del sábado 16 octubre 2010
Tema 1/3:
Inexistencia.

Hoy Alemania le hizo finalmente caso a Herr Caso. Si, a nuestro querido CEO Héctor, quien como todos sabemos inventó desde aquel memorable sábado en Casuale, las proclamas unilaterales de inexistencia. Ya que Ángela Merkel confesó hoy que Alemania fracasó por “no ser” una sociedad multi cultural. O sea que no existe asimilación en la cultura alemana de las culturas inmigradas. Digo yo que Ángela dijo eso para tratar de contraponerse de esa rara manera a Thilo Sarrazin. Quien en sus discursos y en su popularísimo libro “Alemania se declara inexistente” sostiene lo mismo que Ángela pero denunciando a los musulmanes por haber degradado la cultura alemana. Cosa que me resulta improbable porque si fuese cierto podría implicar que es la cultura alemana la que se está asimilando a las culturas étnicas inmigradas. Y predice además el buenazo de Thilo, confirmando mi anterior presunción, que antes de fin de siglo la formidable Alemania alemana de hoy no existirá más porque será una Alemania musulmana. Thilo, por si no lo saben, es un político social demócrata que se opone a la inmigración musulmana, un concepto que marca buenos puntajes en Europa. Thilo propone disminuir aun más el estatus civil a los cuatro millones de musulmanes de tercera generación cuyos abuelos acogió Alemania en los años 60 para reconstruir su masacrada base industrial. Tuvieron mucho éxito y hoy Alemania tiene más peso económico que en toda su historia. Pero hoy Alemania padece un déficit de oferta de empleo de más de 400 mil trabajadores, que debe suplir con urgencia mediante la inmigración para mantener su tasa de crecimiento y su competitividad global. Pero el poder legislativo ha congelado la inmigración. Sentenciando a muerte la supervivencia de la saludable tasa de productividad de Alemania. Como ven, queridos amigos, se ha trazado ciertamente con una férrea voluntad política “made in Germany” el camino más duro de transitar hacia la inexistencia. Al respecto nos advirtió el gran escritor suizo alemán Max Frish hace ya tantos años: "Queríamos mano de obra pero llegaron personas".
Y coetáneamente en Francia, mientras almorzábamos plácidamente, apareció hoy el espíritu de mayo del 68 para agitarse nuevamente más allá de las calles de París. Para revivir el mismo espíritu que se agitó en toda Europa en los tiempos del Manifiesto de Marx. Y hoy también en Italia los operarios metalmecánicos se lanzaron con fuerza apabullante en contra del incivilizado sacrificio que la disciplina fiscal de Tremonti le exige al factor trabajo.


Tema 2/3:
Campo Feliz.

Pero hoy en en Restaurante  “Casa Tua” no se trata de nada de eso. Hoy se trata sólo de la otra Italia. Del país que nació bello para ocuparse por milenios de su belleza y perfeccionarla desde sus orígenes troyanos y etruscos, para señalar que en Medio Oriente y en las estepas centro europeas nació la cultura occidental. Cultura mestiza que inventó la Roma Antigua bebiendo y asimilando la vitalidad de los bárbaros. Eso es lo que somos. Y que hoy Italia sigue haciendo con arte y ciencia. Por eso no creo que fue por casualidad que pasaron en tránsito por nuestra mesa italiana las personalidades del mundo jurídico más célebres y con mejor estilo de vida en Panamá.
En la mesa de hoy estuvimos presente solamente el capítulo argentino de nuestro club. Incluyo a Gilles que es un francés civilizado, inteligente y de buen gusto, es decir un italiano en París. Y les aclaro que en general los argentinos en su totalidad sin duda son la versión amerindia de la mejor Italia. Y los amigos argentinos aquí en Panamá son la crema y la nata de todos, quizá por el hechizo sensual de la hamaca y el chichorro tropical que los cautiva, los hace mejores y los encierra aquí para siempre entre nosotros. Y el Rey Gilles se quedó a vivir entre nosotros, como los demás italianos, para sembrar su semilla y hacer crecer aquí su bello retoño.
Pero hoy se trata de revelar a un italiano puro sangre que tuvo el buen tino de llegar a vivir en Panamá hace pocos meses sin pasar por las liturgias iniciáticas del miasma existencial del Rio de la Plata, del infinito inalcanzable de las pampas y del orgullo sobrecogedor de los valles y de los picos andinos, se trata del sorrentino Mássimo Espósito, chef propietario del restaurante Casa Túa ubicando frente a la casa mía.
A todos nos pareció que la cocina de Mass es una cocina bendita por la generosidad de su fina vocación casera, enaltecida además por el arte refinado de su paladar tirrénico y culto. Mass inventa el sabor de su cocina con la diáfana claridad del cielo mediterráneo. Mass rescata el sabor de su cocina descubriendo la mejor tradición oral de Campo Feliz, su región de origen, la Campania Félix, como la definían los romanos antiguos en su lengua. Mass nos trae el sabor histórico de la cocina de la mamma italiana. Para encender el calor de la intimidad, como en los hogares campanos, como en las riberas del Tirreno cuando se está entre amigos y en familia. Y, por último, Mass nos regala los sabores de su cocina para re-educarnos lejos, muy lejos, de la alucinante fantasía gastronómica del estilo molecular y de las abusadas romanzas orientales que ha impuesto la moda fusión. Y así elevar nuevamente esa naturaleza mediterránea, primordial y humana a la dimensión universal del calor hogareño y familiar de dónde provino.



Tema 3/3.
La reunión.

                    
Estuvimos Rubén y su hijo Patrick, Rodrigo y su hija Valentina, Héctor, Gilles y Flavio. Los vinos fueron: un Dinastía Vivanco Selección de Familia Reserva 2001, un Joffré Gran Cabernet Sauvignon 2005 que sorprende y agrada, un Achaval-Ferrer Malbec 2007, un Dolcetto di Alba Famiglia Marrone 2009 y, cortesía de <El Príncipe Rodri>, un musculoso y agresivo Tannat-Merlot 2004. Un vino especialmente confeccionado por la Antigua Bodega “San José” nada menos que para la fragata “ROU 4 – General Artigas” de la Armada Nacional de Uruguay. Esto, sin que nadie lo supiera, quizá actuó como una razón inconsciente que misteriosamente provocó la revuelta del paladar anti militarista de todos los presentes. Menos a mí, a quién el espectáculo de la fuerza y de la dureza ya no me conmueve como antes. Y eso me impulsó a quedarme con esta difícil botella. Y sospecho que el hecho de encontrar El Príncipe este vino en el mercado es una muestra evidente que tanto los oficiales del buque General Artigas como los miembros de El Cartel tienen desagrados similares, o sea, que no disfrutan de la fuerte asperidad del tannat. Comparada la cantidad de comida de hoy con algunas de nuestras clásicas “Grande Bouffe” del pasado confieso que fuimos ejemplarmente moderados. A saber. Iniciamos con carpaccio de carne, cacerola de calamares y hongo portobella envuelto en mozzarella. Y seguimos con dos órdenes de Ñoquis al pomodoro seco, una de fussili alla bolognese, un grandioso osso bucco que se escapó de mis recuerdos romanos, un rigattoni alla siciliana tan bueno como los que comí en Sant´Agata sui due Golfi en mis años romanos, un ravioli relleno de mozzarella y dos risottos a la crema de tartufo. Y un postre monumental denominado “Wow!”. Que es un muestrario completo de todos los postres de la casa. Extrañamos a Brecha quien asiste a nuestro Órgano Ejecutivo en su misión de modernizar la informática estatal y le enviamos a Buenos Aires en donde está en estos momentos estudiando técnicas innovadoras, una foto de todos augurando su pronto regreso. Por supuesto que recordamos y extrañamos a Mauricio y los peligros de la calle 72.
Nos prometió el Príncipe Rodrigo, que pronto nos ofrecerá la cata-degustación tipo “dress rehearsal” de su nuevo restaurante en el centro bancario cuyo nombre todavía no nos ha confesado. Decidimos entonces esperar con impaciencia la hora de disfrutar nuevamente los postres de colección de su hija Paloma. Y se dejó sobre la mesa la propuesta de Rubén de reuniros en vez del sábado al medio día, los viernes en la noche. Tema que se somete a votación. Y eso es todo por hoy.
Abrazos. Flavio




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